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El próximo día 17 de noviembre se celebra el Día Internacional del Bebé Prematuro. Si habéis sido padres en estas circunstancias o conocéis a alguien que lo haya vivido, sabéis que son muchos los problemas que afrontan los bebés prematuros y que además las familias, sufren un enorme impacto emocional al abordar un largo proceso de muchos cuidados hospitalarios y posteriormente, también en casa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera bebé prematuro a aquel bebé nacido vivo antes de que se hayan cumplido 37 semanas de gestación. Los niños prematuros se dividen en subcategorías en función de la edad gestacional:
La misma OMS explica que la mayoría de los partos prematuros ocurren de forma espontánea, si bien algunos se desencadenan a resultas de la inducción precoz de las contracciones uterinas o del parto por cesárea, ya sea por razones médicas o no médicas. Entre las causas más frecuentes del parto prematuro figuran los embarazos múltiples, las infecciones y las enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión; ahora bien, a menudo no se identifica la causa. También hay una influencia genética.
Cuando un bebé nace de forma prematura presenta dificultades en el desarrollo que son atendidas inmediatamente en el centro hospitalario, por eso son ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), donde son atendidos por neonatólogos.
La dificultad para mantener el calor corporal al no tener suficientemente grasa en el cuerpo, los problemas respiratorios por la inmadurez de su sistema respiratorio o las dificultades en la nutrición debido también a la inmadurez de sus reflejos de succión y deglución, son las principales dificultades, en mayor o menor intensidad que tiene que afrontar un bebé prematuro.
Cuando los especialistas consideran que el bebé ha alcanzado el desarrollo suficiente para poder realizar estas funciones, es el momento de darle el alta hospitalaria y que los papis puedan por fin, volver a casa con su bebé, donde también es importante.
Este proceso, que en ocasiones puede durar meses, requiere de mucha paciencia y energía positiva por parte de los padres. De hecho, ellos pueden ser parte activa en la recuperación de su bebé, por eso en muchos hospitales, además de los cuidados médicos, se pone en práctica el Método Padre/Madre Canguro. Este método consiste en el contacto piel con piel del bebé con su padre o madre el mayor número de horas posible al día. Gracias a este estrecho contacto, está comprobado que el bebé regula mejor su temperatura incluso que en la incubadora, facilita la lactancia materna y puede llegar a reducir el número de días de ingreso en el hospital.
Tener un bebé prematuro es una experiencia emocional muy fuerte, pero gracias a los avances médicos, su esperanza de vida ha aumentado mucho. Por eso la celebración de este día, nos ha de servir para mantener el optimismo en cualquiera de los casos y ser el apoyo necesario si alguien a nuestro alrededor lo necesita. ¡Mucha energía, papis!
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