Es muy frecuente que los padres y madres quieran lo mejor para sus hijos, y en temas de educación, aprender y saber inglés de forma fluida es una asignatura pendiente para muchos, y se preguntan qué pueden hacer para que sus hijos aprendan inglés de una forma efectiva y divertida.
La primera duda que surge es cuál es la edad o momento ideal para iniciarse en el aprendizaje del inglés, y aunque nos parezca curioso, la respuesta correcta es “cuanto antes”. De hecho, no nos planteamos a qué edad hay que enseñarles a hablar, simplemente les hablamos y los bebés viven un proceso de aprendizaje en el que empiezan a identificar los sonidos asociándolos posteriormente a un significado. Primero los entienden y con el tiempo los manifiestan empezando a hablar.
Científicamente está demostrado que ya desde los tres meses, el bebé tiene un circuito neuronal que se encarga de la comprensión del lenguaje, y es por eso que, a tan temprana edad, va adquiriendo y desarrollando todo lo relativo a su lengua materna.
De hecho, en una familia bilingüe donde se hablan indistintamente dos lenguas, el bebé irá identificando y aprendiendo ambas lenguas sin distinción y sin problemas. Escucha a sus padres, a sus abuelos, vecinos… pero no estudia gramática ni vocabulario, simplemente va absorbiendo todo lo que pasa a su alrededor, viendo y escuchando cuanto ocurre cerca de él, mientras se van desarrollando las conexiones neuronales en su cerebro. Por ello cuanto antes se empiece a introducir información de un segundo idioma de una forma regular y natural en su cerebro, más asimilable y normalizado será el aprendizaje.
¿Y cómo puede aprender inglés mi bebé si todavía no sabe hablar? En edades tempranas entra en juego el desarrollo neurológico, por eso todo el aprendizaje se realiza a través de los sentidos, aprendiendo de una forma oral e inconsciente porque realmente su objetivo no es aprender sino comunicarse con quienes les rodean: el tacto, la vista, el olfato y el oído serán los encargados de ir transmitiendo conocimiento a nuestro bebé.
Existen centros, como Helen Doron English, que imparten clases de inglés para bebés a partir de 3 meses y establecen las bases del aprendizaje mediante los juegos de estimulación, la repetición, la música y el refuerzo positivo, entre otras herramientas. A esta temprana edad, las clases se realizan en grupos reducidos de padres e hijos una vez a la semana, siendo ésta una oportunidad perfecta para establecer vínculos emocionales con el bebé.
Pero también en casa, los papis y los hermanos mayores, podemos contribuir a que nuestro bebé se familiarice con el inglés aunque no dominemos la lengua: podemos cantarle canciones infantiles en inglés, o ponerle música o vídeos de dibujos acorde a su edad, o nombrar en inglés los productos básicos con los que más se familiariza: agua, chupete, biberón, galleta, sonajero, papá, mamá y repitiendo las palabras o expresiones clave que habitualmente decimos en español: hora de dormir, ¿tienes sueño?, ¿estas cansado?, buenos días, ¿cómo está mi niña?… e ir añadiendo vocabulario y expresiones progresivamente.
En definitiva, los niños son como esponjas y es importante que estén expuestos a un segundo idioma de una forma natural y constante cuanto antes. De esta forma se van asentando las bases del conocimiento y aprendizaje de una segunda lengua sin bloqueos ni frustraciones.