¿Habrá algo más refrescante y divertido que un baño en la piscina en un día de verano? Chapotear, nadar, bucear… todas las opciones son tan buenas como entretenidas y saludables. Como contrapartida, pasar una jornada de piscina con niños, ya sea en una instalación pública o en una finca particular, implica no bajar la guardia ni un momento, bien para evitar cualquier situación de peligro o bien para poder reaccionar a tiempo.
El agua en verano es tan necesaria y entretenida como las precauciones que hay que tener para disfrutar de ella. Sea cual sea la edad de tus peques, estar siempre con un ojo puesto en aquello que están haciendo dentro o cerca del agua es la primera norma básica e imprescindible. Aquí te dejamos algunas recomendaciones a tener en cuenta para disfrutar a tope de la típica jornada piscinera que tantas alegrías nos da los días de verano.
Siempre acompañados. La mayoría de los ahogamientos se producen entre menores de 14 años. Aunque presumiblemente sepan nadar, los peques siempre han de disfrutar de un baño bajo la vigilancia de un adulto. Una caída fortuita al tirarse al agua, un atragantamiento con unas ahogadillas, un pequeño susto al no hacer pie cuando se confía en que la piscina es menos honda, cualquier imprevisto en principio inofensivo, puede provocar una situación de peligro. Cuando hay un grupo de niños y sois varios adultos, podéis turnaros para que cada cierto tiempo sea una persona la encargada responsable de estar pendiente.
Sin distracciones. Si estás vigilando a los peques, sentimos decirte que no vale hacerlo mientras lees o revisas tus redes sociales. Cuando hay alguna situación de peligro, en tan sólo medio minuto pueden pasar muchas cosas, por lo tanto si estás al cuidado de algún menor, relájate, disfruta del sol y dedícate a observar tranquilamente todos sus movimientos.
Flotadores: para los más peques, los más eficientes son los manguitos, ya que ayudan a conservar la flotación de una forma cómoda y segura. Los flotadores de cintura no ayudan a evitar posibles vuelcos y los chalecos suelen resultar más incómodos porque se van subiendo al cuello y pueden llegar a ser molestos. Pero recuerda que llevar salvavidas no implica el no quitarles ojo, ya que con un pinchazo fortuito pueden perder su eficacia en tan sólo unos minutos.
Juguetes de piscina: cualquier complemento de juegos que utilices en la piscina ha de estar homologado. Sabemos lo tentador que es comprar caprichos en los bazares pero estamos hablando de seguridad, por eso es mejor adquirir juegos que cuenten con los sellos de homologación y que sean aptos para el baño. Y en cualquier caso, no los dejes nunca dentro de la piscina cuando se acabe el baño, ya que funcionan como reclamo y cualquier niño o niña puede arriesgarse a recuperarlo por su cuenta en otro momento.
A punto para el baño: una jornada segura en la piscina implica también protegerse del sol de forma adecuada, ducharse antes de entrar para aclimatar la temperatura corporal, y hacerlo poco a poco, para evitar los cortes de digestión. Y también ducharse de nuevo al salir para eliminar el cloro y demás productos de mantenimiento del agua. Además, no olvidéis llevar siempre agua y alguna pieza de fruta para hidratarse de forma continua y prevenir posibles golpes de calor.
Educación en valores: respetar las normas de las piscinas es cuestión de educación, es importantes que los más peques las sepan y nos preocupemos de que las cumplan: bañarse solo en los horarios indicados, no correr alrededor de la piscina o tirarse de golpe, no utilizar colchonetas como flotadores, no colapsar las escaleras u otros accesos, no jugar con las tapas de seguridad de los filtros de la piscina, utilizar las duchas y bañarse sólo en las piscinas cuya profundidad sea la adecuada para su edad. Y por supuesto, avisar siempre a algún adulto si se sospecha de una situación de peligro.