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Sí, así de primeras nos puede parecer muy tópico o un poco pasado de moda. Pero si la propuesta sale adelante, ¡seguro que triunfáis! Haced la prueba. Sólo necesitáis unos sacos o unas cuantas cucharas y unos huevos, mejor cocidos, por lo que pueda pasar. Marcad la zona de salida y también la de meta. Con destreza, equilibrio, rapidez y seguramente muchos nervios y risas, los participantes se tendrán que esmerar para llegar los primeros. También podéis formar equipos y así la competitividad compartida todavía es más emocionante. Recordad que es importante que las carreras se desarrollen en un terreno plano y sin desniveles para que las caídas sean pocas y leves.
¿Habrá juego más universal que el escondite? Es ideal para divertirse en parcelas donde haya jardín y se puedan combinar zonas de interior y de exterior en las que poder esconderse. Con un poco de imaginación, seguro que logramos encontrar lugares increíbles para pasar desapercibidos. ¿Habéis probado a jugar al anochecer y con poca luz? Además de buscar escondite, el desarrollo del juego alcanza un halo de misterio que cautiva a los niños y niñas.
Ahora que llegan las Pascuas, si hay un juego tradicional típico de estas fechas es el de saltar a la comba. Puede parecer un poco aburrido el turno de dar a la comba para que salten los demás, pero es cierto que la tensión y la espera a que alguien se equivoque le da bastante emoción al juego. Las posibilidades son muchas: seleccionar las canciones para cantar mientras se salta, enseñarles a tus hijos las de tu infancia, saltar en grupos de dos o de tres, a la pata coja, combinando movimientos y saltos rápidos… ¡pura adrenalina! Sin duda, un juego divertido que propicia el ejercicio físico de una forma amena y saludable.
Sólo necesitamos una tiza y una superficie plana en la que poder rayar. O incluso nos sirve una superficie arenosa en la que dibujar el tablero haciendo surcos. Plasmamos las diez casillas con sus correspondientes números y ya sólo nos queda lanzar la piedra en la casilla 1 e iniciar el juego. Saltar a la pata coja es fácil pero requiere equilibrio y para completar el tablero hace falta calma y destreza. ¡Si fallamos volvemos a empezar! Y por qué no… también podemos practicar los números en inglés a medida que saltamos… ¡Que gane el mejor!
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