Ahora que ya nos hemos adaptado a la rutina diaria del cole, la llegada del otoño viene acompañada de nuevos e importantes cambios. Las tardes duran menos, las temperaturas se vuelven más suaves y la ropa de verano va dejando paso a confortables prendas que nos resguardan en los días más frescos y lluviosos. Y con el otoño llega también el temor a pillar un resfriado o ser los elegidos por alguno de los típicos virus que nos rodean, y que encuentran en este contexto el lugar ideal para vivir y fastidiarnos.
Tanto los niños como los adultos podemos vernos afectados por los resfriados, pero sin duda los más peques son más susceptibles de cualquier contagio si no tienen fuertes las defensas, ya que los cambios de temperatura y el contacto con más niños favorece la propagación y el contagio de los dichosos virus.
Mantener fuerte su sistema inmunológico, además de protegerlos de los virus y de posibles infecciones, posibilitará que en caso de contagio, la afección sea menos intensa y la recuperación más rápida y efectiva.
Para ello es fundamental prestar mucha atención a la alimentación. Las frutas de temporada, como las mandarinas, las uvas y la granada, van a aportarle la necesaria Vitamina C, sin duda la estrella del otoño, así como Vitamina E, que protege a las células de la oxidación y les ayuda a estar fuertes.
En la dieta no pueden faltar los hidratos de carbono para disponer de toda la energía que necesitan, por ello debemos prestar atención a los cereales y panes integrales, así como a los frutos secos, que además de fibra también les aportarán los antioxidantes y los minerales necesarios para que nunca fallen las fuerzas.
También hay que vigilar lo que no han de comer, ya que la bollería industrial y los productos ultraprocesados son una fuente de grasas saturadas y azúcares simples que debilitan su sistema inmunológico y alteran la salud de su flora intestinal. Una alternativa saludable para merendar podría ser un yogur natural sin azúcar acompañado de fruta y frutos secos, una combinación llena de vitaminas y minerales con un efecto probiótico muy saludable. Y si queremos endulzarlo un poco para que le resulte más agradable al paladar, olvídate del azúcar blanco y prueba con un poco de miel, ya que ésta ayuda a la descongestión de los bronquios y pulmones, tiene efecto antiinflamatorio y actúa como suavizante de la garganta.
Y por supuesto, ten en cuenta algunos hábitos saludables que pueden ayudar a prevenir posibles infecciones:
Lavarse las manos: esta sencilla norma de higiene es fundamental para mantener a raya a los gérmenes.
Dormir bien: descansar las horas necesarias y que el sueño sea reparador es muy importante para levantarse con energía y que no malgasten fuerzas que lo debiliten.
Ejercicio físico moderado: esta actividad, en su justa medida y disfrutando de ella, facilita su crecimiento, fortaleza su cuerpo, previene y elimina el estrés y refuerza sus defensas.
Ventilar la casa: a veces por temor a coger frío se nos olvida la necesidad de airear el hogar a diario, fundamentalmente a primera hora de la mañana, y si es posible a última hora de la tarde. Con 10 minutos, suficiente.
Vigilar los cambios de temperatura: la calefacción demasiado alta reseca las mucosas y éstsa se convierten en la vía de entrada ideal para los virus.