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Por todos es conocido que jugar en la naturaleza, en el parque, o pasar tiempo al aire libre es beneficioso tanto para los niños como para los adultos. Nos aporta felicidad, nos une más a nuestros hijos y nos aleja del estrés, la contaminación y el ruido de la vida diaria en las ciudades.
Pero una reciente investigación publicada el pasado mes de septiembre en el National Center for Biotechnology Information, procedente de la revista Environment Health Perspectives, ha conseguido ir más allá afirmando que los niños que juegan en estos espacios rodeados de naturaleza presentan mejores resultados en las pruebas de atención.
El estudio está basado en las cohortes del proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) en Sabadell y Valencia, con más de 1500 niños entre los años 2003 y 2013.
Entre las principales conclusiones, destacan la mejor capacidad de atención de los niños que viven cerca de zonas verdes o residenciales y juegan en ellas desde su nacimiento. Unos beneficios que se muestran entre los 4-5 años de edad y a los 7 años con mejores puntuaciones en los test de atención realizados.
Una práctica, la de jugar y aprender en contacto con la naturaleza, especialmente importante para los niños y su mejor desarrollo cerebral en la que los investigadores marcan especialmente la atención. Destacan también beneficios en la salud, menor riesgo de depresión, mejora en la actividad física y la importancia de establecer vínculos sociales.
En definitiva, a mayor atención mejores resultados académicos y más rendimiento escolar. Cuidar de nuestro entorno y de nosotros mismos a través del respeto al medio ambiente. Jugar, cantar o realizar actividades al aire libre en inglés con nuestros hijos, una opción que recomendamos por sus múltiples beneficios.
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