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Los bebés están familiarizados con el entorno acuático desde la gestación durante el embarazo. Un entorno que les aporta tranquilidad y seguridad y que, a través de la natación en la etapa de la educación infantil, puede contribuir a su bienestar y desarrollo.
Cuándo empezar con la natación infantil
Si tienes un bebé, una de tus dudas será si debes o no empezar a nadar con él, y si esta actividad es adecuada para tu hijo según su edad. ¿Cuándo empezar el contacto con la piscina?. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda la natación a partir de los cuatro años, aunque considera que debe ser una decisión individualizada, siempre supervisada por un adulto experto, y motivada por la madurez emocional, exposición al agua o factores de salud. La tendencia, cada vez más temprana, es a entrar en contacto con el agua a partir de los 3 o 4 meses de vida. Una actividad concebida en esta edad tan precoz como una estimulación sensorial, para estrechar lazos afectivos con los padres o la relajación del bebé.
La tendencia, cada vez más temprana, es a entrar en contacto con el agua a partir de los 3 o 4 meses de vida.
Diferencia por edades
Entre los seis meses y su primer año, puedes disfrutar de los primeros juegos de tu bebé en la piscina y además de la diversión, hilo conductor motivacional esencial para el aprendizaje, el ejercicio y la estimulación, le aportará tonificación muscular en sus primeros movimientos autónomos. No sólo su motricidad se verá beneficiada, sino que la natación, le reportará beneficios psicológicos a través de una actividad placentera.
Entre uno y tres años, la natación en bebés sigue sin concebirse como la adquisición de técnicas concretas, sino como una actividad lúdica en la que fomentar la independencia y favorecer el aprendizaje. Un estudio realizado por la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología estableció conexión directa entre la natación temprana y mejor equilibrio y destreza física a la edad de cinco años entre los niños que habían realizado esta actividad.
Se ha demostrado que la natación infantil mejora el equilibrio y la destreza física durante el crecimiento de los bebés
Una oportunidad perfecta para seguir creando vínculos afectivos entre el bebé y sus papás, que puede reportar beneficios para su evolución y crecimiento en el futuro.
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